De nuevo, Paula y Leonardo, se acercan a ti, lector, para contarte una historia que, del mismo modo que El año de las decepciones y La resurrección de Jandra Sweet, no te va a dejar indiferente. En las anteriores historias subimos con Quella a un Scirocco azul, y paseamos con Sheldom en su Citroën 2CV, gris. En Estaciones sin parada tomaremos un tren, dos, o los que sean necesarios para conocer la historia de una familia oriunda de un pueblo de León, Veguellina de Órbigo. Asistiremos a una boda y veremos a los protagonistas subir a un tren que cambia bruscamente de vía cuando un suceso aterrador sacude sus vidas. ¿Te has preguntado como reaccionarías tú, si tu mundo conocido se derrumbase ante tus ojos? Todos los personajes de esta novela, Estaciones sin parada, son protagonistas absolutos. Todos, sin excepción, pasearán por los andenes tratando de elegir su tren y decisiones marcarán tus emociones. Mientras lees verás cómo se puede llegar a destinos tan dispares partiendo del mismo punto de partida, la estación desde la que partirán sus trenes, tu tren. ¿Te has preguntado qué podría pasar si al comprar el billete de tu vida, el destino ha fijado mal el día o la hora? ¿Qué sucedería si una vez en ese tren decides bajarte antes de llegar a tu estación porque el paisaje no te cautiva? Estaciones sin parada es una novela donde las emociones son la vía principal por donde discurre la vida de los protagonistas. Si quieres conocer cómo sienten y cómo enfrentan su día a día es imprescindible que te subas a este TREN.
Estaciones sin parada
Mercedes Marín del Valle:
Nací en Mérida y crecí junto al acueducto de los Milagros. Cursé mis estudios en el Instituto Santa Eulalia junto a la Casa del Mitreo cuando no era más que un erial en cuyas entrañas vivía un latero. Romanos mis antepasados, emeritenses y salmantinos mis antecesores, mis hijos sevillanos y, mi corazón, volador y viajero, subió un día a una ola mediterránea entre Murcia y Almería. Mientras me dejo llevar por el fluir del agua, escribo y mientras lo hago ejercito mi mente y mi corazón en la disciplina de la paciencia y el amor.