La obra se compone de sesenta y cuatro poemas, de los cuales veintiuno son poemas de nueva creación y cuarenta y tres, de naturaleza “antológica”, es decir, poesías ya publicadas en mis anteriores libros porque así me pareció que conseguiría una edición que yo considero bella y completa.
No soy partidario de una poesía demasiado engolada con palabras y figuras retóricas demasiado barrocas, porque podría parecer quizá algo no sincero y ello enfriaría el entusiasmo, la entrega, el ánimo y la predisposición del lector. La poesía debe dar abrigo a la melancolía, consuelo a la añoranza, esperanza al pesimista y despertar el entusiasmo del que, en definitiva, hace que los versos se conviertan en poema, que ha de ser el último fin perseguido por el poeta.